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Snapchat: El fantasma que se ve

Esta semana, un típico Generación X cordobés –más de 40 años- mostró en su perfil de Facebook una imagen comparativa entre el uso que en las últimas 24 horas le habían dado a sus respectivos smartphones tanto él como su hijo de 18 años. Mientras su propio teléfono indicaba que la aplicación que más consumo de batería había causado era Facebook (con el 23 por ciento), en el de su hijo era Snapchat, con el 41% de la energía consumida.

Esta situación local y minúscula representa fielmente lo que está sucediendo con la red social del fantasmita en todo el mundo. Según recientes informaciones, ha superado los 110 millones de usuarios diarios, un número que no dice mucho por sí mismo; sin embargo, eso significa que ya supera a otra red mucho más “antigua”: Twitter.

Algunas de las razones que explican el furor adolescente por Snapchat podrían ser las siguientes:

El reino del ahora

Snapchat es absolutamente diferente a todos los medios sociales que utilizamos hasta el momento. No es Facebook, ni Twitter, Instagram, Pinterest, ni WhatsApp. En Snapchat no importa la cantidad de followers ni los likes (reacciones). Sólo importa pasarla bien, vivir y aprovechar el momento, algo con lo cual se sienten absolutamente identificados los Millenials.

Ciertamente, la red del fantasmita amarillo no resulta fácil de utilizar ni simple de aprender; es más, los propios creadores revelan que la mejor manera de aprender a utilizarla es con alguien al lado que la explique, lo cual es una importante barrera de ingreso para usuarios mayores de 35 años y un gran incentivo para los menores: el espacio les permite expresarse lejos de la mirada de los padres.

Las redes en su lugar

Snapchat recupera y eleva dos de los roles fundamentales de las redes sociales: comunicación y entretenimiento. Despoja a lo publicado o compartido de cualquier pretensión simbólica. “Es esto lo que estoy viendo o viviendo y lo comparto así, espontáneamente”, podría ser su lema, es decir, sin mayor tratamiento que algún filtro de imagen, y luego, pura diversión con textos, dibujitos, máscaras y stickers.

Así, no hay pretensiones estéticas ni de trascendencia, ya que todo lo compartido será efímero y sólo estará disponible entre 1 segundo y 24 horas.

Nada es tan serio

Al no requerir ni ofrecer recursos tales como un “Me Gusta” o un retuit, y menos aún la posibilidad de poder comentar posteos de nuestros contactos, aquí no existe el bullying ni nada parecido, lo cual confiere a sus usuarios una profunda sensación de libertad, de saber que sólo se trata de compartir para divertir y divertirse. Snapchat es un espacio donde reina la buena onda, el buen humor y el espíritu festivo.

El único “riesgo” es que un contacto que nos sigue realice una captura de pantalla de nuestro contenido, frente a lo cual recibiremos un aviso inmediato. Sin embargo, esta acción no necesariamente se da con intenciones de agresión: actualmente, se percibe que se está difundiendo el uso de la captura de pantalla como una forma de comunicar agrado y admiración.

Privacidad al palo

Fue el valor fundacional de su popularidad. Snapchat surgió como un mensajero cuyos mensajes se destruyen entre uno y 10 segundos luego de ser vistos, con lo cual los usuarios sintieron que contaban al fin con un espacio de privacidad para conversaciones virtuales. Luego, la red sumó la posibilidad de postear contenido en la propia Historia (una suerte de muro como el de Facebook), en el cual lo compartido desaparece a las 24 horas. Fue otro gran acierto para su público joven, que comparte hoy lo que está viviendo hoy; mañana será otra cosa, y el ayer ya fue y a nadie le importa.

Móvil, sólo móvil

Las otras redes sociales “tradicionales” surgieron en la pantalla de una PC y luego se fueron adaptando a nuestra realidad, que hoy es absolutamente móvil.

Snapchat en cambio, fue pensada para ser utilizada y consumida ­exclusivamente en la pantalla del teléfono celular, en la posición en la cual intuitivamente lo utilizamos, es decir, a pantalla vertical. Es una red emergente de este tiempo, que lo entiende como ninguna y sabe interpretar profundamente a su público.

Fuente: La Voz del Interior. http://www.lavoz.com.ar/tecno/el-fantasma-que-se-ve?cx_level=flujo_2

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