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En San Francisco, cada vez son más las mujeres que utilizan la copa menstrual

Según Marianela, dueña de Universo Tienda– quien desde hace un tiempo comenzó a comercializar dos de las marcas de copas menstruales que ofrece el mercado- cada vez son más las sanfrancisqueñas que abandonan los productos tradicionales, como las toallitas higiénicas y los tampones, cautivadas por esta nueva opción. Además, una decena de mujeres entrevistadas  que ya la utilizan aseguraron que este método alternativo es mucho más cómodo, económico, ecológico, higiénico y saludable para las mujeres.

 

La copa menstrual es un recipiente de silicona que se introduce en el interior de la vagina durante los días de menstruación para recoger el flujo y pese a que hoy su uso se está generalizando cada vez más, fue la estadounidense Leona Chalmers quien la inventó en los años treinta, aunque en ese momento su composición era totalmente diferente. No fue hasta hace dos décadas que se fabricó la primera de silicona de grado médico, material hipoalergénico y resistente a las bacterias.

 

Marianela explicó que las copas «funcionan como contenedores de silicona que se adaptan a toda mujer siendo ecológicas, saludables, cómodas y reutilizables” y aseguró que últimamente puedo observar que este método de cuidado femenino es muy elegido sobre todo por mujeres cuyas edades oscilan entre los 18 y 40 años. No obstante, señaló que “ese progreso aún es paulatino”  atribuyendo esto a la “falta de información y desconfianza” que existe en el universo femenino en relación a este dispositivo.

 


En internet, existen numerosos tutoriales que explican el funcionamiento de la copa
 

 

“Las mujeres de hoy nos estamos empoderando y re-descubriendo por lo cual empezamos a vernos y amarnos eligiendo cuidarnos durante nuestro período menstrual de manera más natural«, puntualizó la joven. Y explicó que existen muchas marcas en el mercado que varían en cuanto a los materiales de composición, formas y precios, y que por eso “es importante informarse antes de adquirir una”.

 

Marianela comenzó a utilizarla para luego poder recomendarla desde su experiencia personal a otras mujeres. “Particularmente, en Universo Tienda, comercializamos dos marcas que cumplen con el enfoque del cuidado femenino, una es nacional y la otra extranjera. Ambas son cómodas y ecológicas y lo que varía es su color, largo del cabo y precio”, expresó.

 


“La copa es un viaje de ida” 


Así lo aseguró Florencia (28), una de las diez mujeres entrevistadas que utilizan copas menstruales. Ella la adquirió hace 3 años. “Dudo que pueda volver a usar una toallita en mi vida, he llegado a olvidarme de que estaba indispuesta usando la copa”, sentenció. Y ese es uno de los puntos en el que todas coincidieron.

 

La mayoría dijo haberse enterado de la existencia de las copitas por publicidades en distintas redes sociales o por comentarios de amigas. Marita (38), lo supo hace cuatro años a través de un programa de televisión. “Estaban las dueñas de MAGGACUP, que es la copa que se hace acá en Argentina, y contaban que una de ellas vivía en Europa donde su uso era muy común, y cuando volvió quisieron introducir eso acá”, relató. Por su parte, Florencia contó que conoció el producto en una feria en Córdoba “en la que la temática tenía que ver con la ecología, el medio ambiente y el cuidado también del cuerpo con respecto a agrotóxicos y contaminantes”.

 

Todas recurrieron a blogs, tutoriales de Youtube, páginas web y folletos. Pero fueron los consejos y recomendaciones de amigas y conocidas que ya habían utilizado la copa los que terminaron por evacuar sus dudas sobre los beneficios, los modos de colocación y los componentes con los que se fabrican.

 

Magalí (22) es artista callejera, y explicó que antes de salir de viaje por Latinoamérica acudió a muchos blogs para informarse antes de comprarla. “Por supuesto, en todo lo que planeamos las mujeres, la menstruación siempre está presente y era importante para mí saber cómo encarar eso cuando una está lejos de casa, con poco dinero, y en medio de la naturaleza”, detalló.

 

Cecilia (34), también lleva una vida de viajera y utiliza la copa desde hace cuatro años. “Viviendo fuera de Argentina conocí a una chica que viajaba por el mundo que la recomendaba por lo práctica que es, porque en algunos lugares no era fácil conseguir tampones. Me pareció bastante útil en ese sentido para no depender de eso, y no tener que ir a comprar a algún lado”, sostuvo.

 

 

Muchas mujeres eligen utilizarla porque es más saludable y tiene un menor impacto ecológico que los métodos tradicionales

 

Las diez mujeres coincidieron en cuanto a las dudas que surgieron entre el momento en que tomaron conocimiento del revolucionario dispositivo y el instante en que finalmente decidieron adquirirlo. Luisina (26) contó: “Al principio me daba un poco de recelo porque estaba tan acostumbrada a los métodos tradicionales que no entendía cómo colocarla o sacarla, era como un tabú para mí”.

 

Lola (38) comenzó a usar la copa hace dos meses, y manifestó que su principal duda era si sentiría dolor al momento de colocársela. “Siempre usaba toallitas higiénicas, no tampones, salvo que tuviera que meterme al agua, porque me molestaban mucho, entonces me imaginaba que con la copa iba a ser peor, por eso no la quise comprar por internet, porque prefería que alguien cara a cara me explique mejor, entonces me puse en contacto con una chica de acá de San francisco que las vendía y me comentó que era súper cómoda y que no me iba a doler, y así fue”, completó.

 

Para Natalia (27) la historia fue similar. Aseguró haber pasado una noche entera mirando videos donde otras chicas contaban sus testimonios, hasta que decidió comprarla. “La primera vez no la pude usar, fue raro, porque no podía colocarla correctamente, pero después empezás a dominar la técnica y todo es perfecto; una vez que pude usarla, estuve doce horas con la copa colocada sin enterarme de que estaba en medio de mi período menstrual, fue excelente”, afirmó.

 

Luisina compró la copa hace unos meses y aseguró que «es súper amigable con el cuerpo» y que no volvería a los métodos tradicionales

 

Carolina (43) la usa desde hace cuatro años, y al principio tuvo dudas en cuanto al proceso de esterilización de la copa, pero rápidamente consultó con una de sus amigas que ya la había comprado y eso le dio “la certeza que necesitaba para decidir encargarla”. Hoy, la recomienda a todas las mujeres, sobre todo a aquellas que realizan ejercicios; «es súper versátil, higiénica y muy saludable, además es económica, yo nunca más tuve toallitas en mi casa”, declaró.

 

Otra de las observaciones que se repitieron, está relacionada al desconocimiento y los tabúes que existen en torno a la menstruación, incluso por parte de las mujeres.


“La copita te permite ir midiendo los mililitros que vas desprendiendo de sangre, y me parece importantísimo poder saberlo, porque menstruar mucho o poco puede ser un indicador de muchas cosas, y eso permite tener un contacto más directo del ciclo menstrual”
, dijo Virginia (28). Y agregó que muchas mujeres que utilizan la copa, usan el hierro que hay en el flujo de la menstruación para regar las plantas. “Yo no lo hago, no porque me parezca absurdo, sino porque no tengo el hábito, pero en algún momento lo voy a hacer”, completó.

 

Florencia comentó que a partir de que comenzó a colocarse la copa, pudo entender mejor el funcionamiento de su cuerpo. “No menstruamos la cantidad que creemos, y cuando usás la copa empezás a notar las variaciones en las cantidades, el color, y la consistencia del flujo, por ejemplo, de mes a mes”. Por su parte, Magalí señaló: “La copa es ideal para mujeres reales, que reconocen su cuerpo porque hay que entenderse, romper tabúes que en la sociedad pueden seguir existiendo pero el peor es el tabú con nosotras mismas, además desde que la uso perdí un poco esa sensación de que menstruar es un karma, empecé a aceptarme y a comprender mejor el ciclo menstrual”.

 

En cuanto a los aspectos negativos, algunas mencionaron que puede resultar incómodo tener que colocar, retirar o lavar la copa en determinadas  situaciones. El enemigo número parece ser, para la mayoría, el baño público. Florencia contó que la primera vez que utilizó la copa, su experiencia no fue amena. “Fue en un viaje en auto de 24 horas, parando solamente en baños públicos, sin canilla al lado del inodoro y sin poder sentarme tranquila, todas esas cosas que nos suelen pasar a las mujeres en los baños públicos; quería higienizar la copa pero el baño estaba lleno de gente, así que durante el resto del viaje resolví usar otro de los métodos, pero eso es lo único negativo que puedo mencionar”.

 

En ese sentido, Cecilia coincidió. “En los baños públicos no tenés un lavabo al lado tuyo, y no es cómodo higienizar la copa en un espacio común con gente que no conocés rodeándote”, dijo.

 

Pese a ello, Fabiana (32), del mismo modo que el resto de las entrevistadas, recomienda su uso a todas las mujeres ya que para ella “es higiénica, no irrita como las toallitas, y es muy fácil de colocar y sacar, no sentís absolutamente nada”. Además, aseguró que “es mucho más económica, dura entre 8 y 10 años” y que – a diferencia de los métodos tradicionales- no dañan el medioambiente «generando montones de basura que no pueden reciclarse”.

 

Por su parte, Lola agregó que, aunque la inversión para comprar una copa parezca demasiado alta – sus precios varían entre los 600 y los 1000 pesos, dependiendo de la marca y de las promociones disponibles – “en realidad, si una piensa que nunca más tiene que comprar toallitas y tampones, es súper económica, y además estás colaborando con el planeta sin consumir productos que tienen químicos y pueden perjudicar nuestra salud y nuestro medioambiente”.

 

Por Julieta Balari.-