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El periodismo en la era digital: Las prácticas de siempre para nuevos lectores

En el año 1992, y luego de algunos intentos fallidos por parte de varios periódicos americanos, el Chicago Tribune se convertía en el primer medio con presencia diaria en la red, volcando sus contenidos para la edición impresa en el soporte digital. Un año después lo hacían el Washington Post, el Time y otras publicaciones alrededor del mundo.

Largos textos, plataformas colapsadas y la imposibilidad de interactuar directamente por parte de los lectores caracterizaron los primeros pasos de esta revolución tecnológica que, como en todos los órdenes sociales, políticos, culturales y económicos, vendría a poner en discusión las prácticas profesionales y los mecanismos tradicionales de producción de contenidos.

Determinados registros dan cuenta del lanzamiento, en 1996, de la edición on line del Clarín como el comienzo de esta etapa en nuestro país. Sin embargo, este medio, que llegaría a ser el sitio de habla hispana más visitado del mundo, luego de los españoles Elpais.com y Elmundo.es, no sería el primero en Argentina. Un año antes, Los Andes de Mendoza ya contaba con su plataforma digital brindando a sus lectores la posibilidad de acceder a las noticias desde su novedosa página web.

A partir de la irrupción y el desarrollo de las nuevas tecnologías en el periodismo, distintos análisis han abordado la problemática en la que están inmersos los medios de comunicación y quienes se desempeñan en ellos.

Lo cierto es que con el advenimiento de la era digital podríamos sostener que esta cambió la modalidad de hacer periodismo en cuanto a la dinámica y a las redefiniciones de los conceptos de espacio y tiempo, pero no en la esencia original que hace que un medio de comunicación resulte creíble y confiable.

La participación activa del receptor, la interactividad y la posibilidad de que el lector contribuya en la construcción del sentido del hecho noticioso se convierte en uno de los determinantes más importantes dentro del nuevo esquema de la comunicación.

Desde esta perspectiva y en poco más de 20 años de historia del periodismo digital se pueden precisar distintos momentos y procesos de evolución que fueron desde la simple reproducción y/o copia de los contenidos del papel al formato digital, la paulatina utilización del hipertexto, la imagen y la interactividad, pasando por la incorporación de audios, videos, infografías y los contenidos en tiempo real, hasta llegar a la actualidad en donde cobra vital importancia el predominio del mundo móvil y las redes sociales como motores de búsqueda y verdaderos cazadores de lectores en el mundo virtual.

Según datos de distintas ONG globales, actualmente el planeta está habitado por más de 7 billones y medio de personas, de los cuales tienen acceso a internet 4 billones, es decir el 53%, lo que representa un incremento del 7% respecto al año anterior. Tres cuartas partes de personas con acceso a internet son usuarios activos de redes sociales, esto es 3.2 billones, que representa 42% de la población mundial (13% más que el año pasado). Nueve de cada 10 usuarios activos de redes sociales acceden a éstas desde un teléfono móvil, 14% más que el año anterior.

De hecho, los teléfonos móviles son el dispositivo principal utilizado por usuarios nuevos de internet para acceder a redes sociales. Durante el año pasado 74.7% de los usuarios que acceden a internet desde su dispositivo móvil, lo utilizaron para ingresar a redes sociales. La actividad global en redes sociales está conformada en 82.5% por conexiones móviles.

En Argentina existen más de 30 millones de personas con acceso a Internet: 7 millones conexiones fijas y 23 millones de conexiones móviles, de los cuales el 75% utiliza Facebook y en menor medida Twitter como plataformas de acceso a noticias e información.

Es necesario entonces redefinir esta nueva forma de determinismo tecnológico que caracteriza a la incipiente comunicación digital como una relación de fuerzas interactiva, dialógica y en permanente movimiento.

El periodista ya no escribe para un sujeto pasivo que tiene tiempo para leer extensos textos descriptivos o analíticos, sino que lo hace para un individuo cada vez más informado, que tiene mayor dominio de las herramientas para la incorporación del conocimiento y que accede a la información mientras se traslada de un lugar a otro o durante la realización de múltiples tareas.

Este exponencial crecimiento de la miniaturización de la tecnología y de los dispositivos móviles ha puesto en evidencia la necesidad de transformación de las tradicionales estructuras periodísticas en modernas organizaciones multiplataformas integradas.

Quienes se formaron en el ámbito de la comunicación en las últimas tres décadas, fundamentalmente en Latinoamérica, lo hicieron desde la base de ciertos postulados teóricos que remarcan la centralidad y la importancia de los medios de comunicación en la constitución de las agendas.

En este sentido, los investigadores Mc Combs y Shaw planteaban desde el postulado de la “agenda setting” que la atención y la percepción del público (reflejada en actitudes, opiniones y comportamientos) se veían constantemente influenciadas por la construcción de la realidad por parte de las empresas periodísticas.

Si bien es dable reconocer la vigencia de ésta y otras teorías constitutivas del estudio de la “Opinión Pública”, el desarrollo y la expansión de las redes sociales ha generado el espectro para un incipiente cambio de paradigma.

En la actualidad, las principales redacciones on line de los diarios del mundo fijan sus agendas de los títulos del día en base a los trending topic (temas de tendencias), a los mensajes virales, o en virtud los principales tópicos sobre los que están hablando o interactuando las personas en las redes sociales.

Bajo este contexto, los principales investigadores del periodismo digital sostienen que la modalidad de redacción en forma “Pirámide Invertida”, muy discutida en los albores del periodismo digital, cobra por estos tiempos, vital importancia, al establecer un esquema de lectura rápida, concisa y completa, la cual contenga en su parte superior (título, bajada y primer párrafo) las respuestas a las 5W (Qué, cómo, cuándo, dónde y porqué).

Como si se tratase de una película de ciencia ficción, el viejo artículo periodístico que abre este trabajo predecía, en 1981, la informatización de la profesión.

En general, cuando se analiza el complejo TIC en cada uno de los ámbitos profesionales o laborales, se comete el error de reducir los estudios o el trabajo de campo a las cuestiones tecnológicas, en el marco de la importancia que reviste la “aparatología” o el tráfico de la información (en el sentido de aquellas extensiones ortopédicas que pregonaba el determinismo tecnológico) en cada una de las áreas en las que interviene.

Ante este esquema reduccionista, nuestra propuesta como comunicadores debería ser la de revalorizar, justamente, el concepto de “Comunicación”, planteando la necesidad de convertir esta actividad en un espacio real de participación colectiva y construcción de ciudadanía, a través de aquellas buenas prácticas del periodismo que permitan el desarrollo inclusivo de un mensaje que emerja de todos los sectores sociales, permitiendo la pluralidad de voces y generando un sostenido equilibrio y control del sistema democrático.

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Germán Fassetta

Periodista Lic. En Comunicación Social UNC