Policiales

El Club de la Miseria

El fútbol argentino está herido de muerte. Ellos, los dirigentes, lo saben perfectamente. Pero no morirá. Eso, lamentablemente, también lo saben. La riqueza del futbolista argentino es el principal y casi único argumento por el cual el fútbol nuestro no va a desaparecer. El talento, la personalidad, la madera de la que está hecho el deportista de nuestras tierras los lleva a competir y a triunfar aún en circunstancias desfavorables.

El escenario planteado hace ya tres meses en la AFA pone en tela de juicio no sólo la continuidad del calendario, sino también la viabilidad de la supervivencia de varios clubes. La salida de un sistema imposible de sostener económicamente en el tiempo como el Fútbol Para Todos se sabía que sería traumática. Y lo seguirá siendo. Porque más allá de que aparezca el dinero para maquillar esta preocupante realidad, la segunda etapa será más antipática para el futbolero, en el momento en el que tenga que poner la mano en el bolsillo para pagar la transmisión codificada de su equipo.

Así, aunque duela, volveremos a entrar en la realidad del resto del planeta, en donde para ver fútbol en directo, hay que pagar. Ese es el sustento para generar los recursos casi inverosímiles que paga la televisión hoy en día. Y con ese sistema se sostiene el día a día de los clubes y los jugadores cobran lo que cobran (cuando aparece el dinero). Es decir, el televidente termina siendo el gran sostén de todo este circo.

Pero de esta realidad miserable del fútbol argentino somos responsables todos. No solamente los dirigentes. Los representantes, los futbolistas y los periodistas, desde nuestro lugar, tampoco colaboramos para mejorar la coyuntura. Los periodistas porque no siempre denunciamos (en algunos casos por desconocimiento, en otros por connivencia) los descalabros que se cometen en las tesorerías de los clubes.

Los representantes y los futbolistas porque firman contratos que saben de antemano que son imposibles de hacer frente por parte de las instituciones, pero los firman igual. Los dirigentes, en el mejor de los casos y bajo la mirada más condescendiente, se han transformado en ese chico malcriado que pide y pide a los padres, porque sabe que él tiene el poder y de todos modos, aunque no lo merezca, le van a dar el gusto.

Se pagan, o mejor dicho, se prometen sueldos imposibles. Se administra pésimo. Se juega cada vez menos. Y eso que hoy no hablamos de la política en AFA y de cómo se negocian los cargos de quienes deberán sacar a nuestro querido y maltratado fútbol de la situación desesperante en la que se encuentra desde el mes de noviembre.

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(*) Juan José Buscalia se desempeña actualmente como conductor del noticiero nocturno de la cadena internacional Fox Sports. Desde hace casi 20 años forma parte de este canal que llega a toda Latinoamérica. Entre otras actividades es columnista de Radio Blu de Colombia, ha sido profesor en algunas instituciones académicas y es invitado con frecuencia a dictar conferencias en diferentes países de Latinoamérica.

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